sábado, 21 de marzo de 2009

Nueva Oportunidad


Había un hombre muy rico que poseía muchos bienes, una gran estancia, mucho ganado, varios empleados, y un único hijo su heredero. Lo que más le gustaba al hijo era hacer fiestas, estar con sus amigos y ser adulado por ellos. Su padre siempre le decia que sus amigos solo estarían a su lado mientras el tuviese algo que ofrecerles, después lo abandonarían. Un día, el viejo padre, ya avanzado de edad, dijo a sus empleados que le construyeran un pequeño establo. Dentro de él, el propio padre preparo una horca y junto a ella, una placa con algo escrito: PARA QUE NUNCA DESPERDICIES LAS PALABRAS DE TU PADRE. Mas tarde, llamo a su hijo lo llevo al establo y le dijo: Hijo mío, ya estoy viejo y cuando me vaya, tú te encargaras de todo lo que es mío... Y yo sé cual será tu futuro. Vas a dejar la estancia en manos de los empleados y vas a gastar todo el dinero con tus amigos venderás todos los bienes para sustentarte y cuando no tengas mas nada, tus amigos se apartaran de ti. Solo entonces te arrepentirás amargamente por no haberme escuchado. Fue por eso que construí esta horca. Ella es para Ti! Quiero que me prometas que, si sucede lo que te dije, te ahorcaras en ella. El joven se rio, pensó que era absurdo pero, para no contradecir a su padre lo prometió, pensando en que eso jamás iba a suceder. El tiempo paso, el padre murió, y su hijo se encargo de todo, pero, así como su padre lo había previsto, el joven gasto todo, vendió los bienes, perdió sus amigos y hasta su propia dignidad. Desesperado y afligido, comenzó a reflexionar sobre su vida y vio que había sido un tonto. Se acordó de las palabras de su padre y comenzó a decir: Ay padre mío... Si yo hubiese escuchado tus consejos... Pero ahora es demasiado tarde. Apesumbrado, el joven levanto la vista y vio la horca y la placa llena de polvo, entonces pensó: Yo nuca seguí las palabras de mi padre, no pude alegrarle cuando estaba vivo, pero , al menos esta vez, hare su voluntad. Cumpliré mi promesa. Subió los escalones y se coloco la cuerda en el cuello, exclamo y dijo: Si yo tuviese una nueva oportunidad... Entonces, se tiro desde lo alto de los escalones, por un instante, sintió que la cuerda apretaba su cuello... Era el fin. Recordó todo lo malo que hizo en su vida. Pero el brazo de la horca era hueco, y se soltó fácilmente y el joven cayó sobre un baúl. Cuando abrió el baúl, no pudo creer lo que veía, estaba lleno de esmeraldas, rubíes, zafiros, perlas y diamantes, estaba lleno de muchos brillantes. Entre todas las piedras preciosas encontró una nota que decía: Esta es tu nueva oportunidad.

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